Buscando un trébol de cuatro hojas

 Esta mañana hemos salido a pasear y, realmente esta el campo a tope, las ultimas lluvias caídas han ayudado a la primavera en todo su apogeo. Las chicas se han entretenido buscando flores amarillas, blancas, rosas...-estas que son? y aquellas?-preguntaban con verdadera curiosidad. entre explicaciones de cuales son unas y otras nos hemos sorprendido agachados buscando tréboles de cuatro hojas. una de las chicas me ha dicho:-es imposible encontrar uno-, -no-, le he respondido yo-no hay nada imposible en la vida, solo hay que perseverar, si hoy no lo encuentras, no te rindas, sigue buscando-me ha mirado convencida me ha cogido de la mano y hemos continuando el camino con paso alegre. 

Así creo que es la vida en general, la pasamos buscando nuestro trébol de cuatro hojas, incesantes e incansables, agachados, con la mirada fija en los brotes del suelo, sintiendo la frustración de no encontrarlo, pensando al final que es imposible, abandonamos la idea de poder hallarlo y decidimos ser simplemente infelices y sentirnos incompletos porque es lo mas fácil, lo mas sencillo. dejamos de pasear alegremente, deteniéndonos en cada arbusto, en cada flor, en cada grupo de tréboles y nos sentamos a esperar a que las cosas vengan por si solas, a que ese trébol aparezca sin mas, por si mismo. optamos por dejar de sonreír, por dejar de escuchar, por dejar de estar presentes, por dejar de buscar. y en esa imposibilidad creada, nos olvidamos de todo y de todos y nos encerramos en nosotros mismos. Me gustaría decirle a Beva que tendría que seguir buscando y como debería hacerlo, ayudarla a despertar que echara a andar, incluso a saltar, pero aun no se como, estoy trabando en ello. por eso comparto lo que soy y lo que siento, es mi manera de decirle que no me he rendido del todo, que se que lo parece, pero que no, que sigo luchando, y buscando la manera de encontrarle su trébol de hojas. Iré mejorando, no hay nada imposible.


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